Tornen Companys i els altres amnistiats (1936)

A la pàgina 11 de la Vanguardia del 3 de març de 1936, hi ha una amplíssima cobertura de la tornada triomfal del president Companys i la resta dels presos polítics empresonats. Remarco les reaccions al seu pas per Castella i Aragó.

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http://hemeroteca.lavanguardia.com/preview/1936/03/03/pagina-11/33123561/pdf.html

 Los consejeros dan su impresión de la jornada 

    Mientras se desarrollaba la recepción en los salones de la Presidencia los periodistas preguntaron a los consejeros cual era la impresión que les había producido el recibimiento y el resto de la jornada. 

    He aquí lo que contestaron: 

    Don Ventura Gassol: Hoy he sentido la emoción más grande de mi vida política. El triunfo obtenido y que ha culminado én la magnifica jornada de hoy, es el triunfo más esplendoroso del alma catalana. Y éste ha repercutido en todos los pueblos de España, que hoy ya comprenden cuál es y cómo es el problema de Cataluña. Tanto es así, que el grito de «Visca Catalunya» se oye tanto en los pueblos de España como en los pueblos de Cataluña. 

    Esto quiere decir la eficacia que ha tenido la fe de Cataluña en su porvenir y la d'srnidad que ha sabido mantener en la hora de la adversidad. 

    Esta fe y esta dignidad han sido las que han hecho el milagro de este triunfo y de este esplendor de hoy. 

    Don Martín Barrera: Ha sido una cosa grandiosa que no podría en estos momentos glosarse sin caer en los tópicos. Yo soy optimista, y como soy más hombre de aet¡ia -i^nes, de trabajos, crue de palabras, espero que corresponderemos con ellas y con ellos a esta fe y esta esperanza que el pueblo tiene en nosotros y que nos ha manifestado de una manera tan elocuente y magnifica. 

    Don Juan Lluhí y Vallescá: Vengo cansado del viaje y bajo el peso de la enfermedad que me ha tenido abatido estos días de estancia en Madrid. Me ha impresionado mucho más de lo que suponía, el formidable recibimiento que nos ha hecho el pueblo de Cataluña, y he de hacer constar lo reconocí los que estamos por el entusiasmo con que nos han acogido los pueblos de España. No solamente a nuestra salida de Madrid, que fue una cosa indescriptible, sino en todas partes. En Calatayud, por ejemplo, a pesar de que el expreso pasa después de media noche, había un gentío enorme que prorrumpió en vivas a Cataluña y a la Generalidad. Es innegable que este entusiasmo, motivado por el gesto del pueblo catalán representado por nosotros, es una muestra realmente prometedora de la buena disposición de las izquierdas políoticas y sociales en lo que hace referencia al problema catalán. 

    Don Pedro Mestres: Hemos tenido un recibimiento insospechado y cordialísimo en todos los pueblos de España. El problema de Cataluña ya es una realidad viva, y este resultado es el mejor de los efectos producidos con respecto a Cataluña por el 6 de octubre. 

    Esta prueba de cordialidad ha sido superada por nuestro pueblo, que ha demostrado cual es su espíritu de continuidad y de seguridad que tiene en el porvenir. 

    Don Juan Comorera: El afecto maravilloso de esta llegada triunfal es una fuerte emoción para mi vida política. Sobre todo la gente, por su enorme afluencia y por el sentimiento de cada uno, que era un gesto fraternal a nuestra obra política. 

    Y esto nos obliga a seguir la marcha que marca la masa que hoy nos ha recibido, para satisfacer sus anhelos. 

    Don Martín Esteve: Emocionado por la bienvenida que nos ha tributado nuestro querido pueblo. La impresión, desde la salida de Madrid hasta la Generalidad, acabado esto desfile de ciudadanos que nos ha saludado, es que se mantienen vivos y hondamente arraigados nuestros ideales y sentimientos, que la compenetración catalanista es constante y fuerte entre nuestras masas. Se quiere la libertad, se quiere a Cataluña, no solamente aquí, sino en el resto de España. Como demostración palmaria de esto, los gritos de «Viva Cataluña» que hemos oído en diversas comarcas, y más concretamente, el «Viva el Estado Catalán» que recogimos en Ocaña. Esta fusión es tan viva que nos hace concebir las más grandes esperanzas.